martes, 13 de septiembre de 2011

El protector

El protector 

Camino solo olvidándome de mi pasado, no tengo ningún compañero, me marchité cuando nací y por eso estoy aquí, no he tenido tiempo para vivir en ese lugar, pero si el suficiente para saber que maldad hay en todos los sitios. He aparecido aquí porque ese era mi deseo, así podré protegerlos, impediré que se caigan, que desaparezcan y sean olvidados, que se ahoguen en el mar de la injusticia, que vean ese manto estrellado sufriendo, que lloren sin saber porqué, que pasen hambre, que no les quede aliento, que se unan al viento sin haber conocido el amor verdadero, el beso, la felicidad…quiero verles sonreír.

Nos creemos el centro del mundo, somos inteligentes, convivimos en sociedad, y descubrimos cosas…aún así no aprendemos. El reloj de la esperanza hace tiempo que se consumió, que desapareció y por eso estamos solos, alguien alguna vez confió en nosotros puso fe y devoción pero se equivocó, manchó el diario que escribía con nuestras acciones y se puso a llorar después tomó la decisión de desaparecer para siempre, “libre albedrío pero yo juzgaré” dijo y se fue con el viento a otro lugar recorrió las montañas, respiró la fragancia de la libertad, se deshizo de sus remordimientos y nos dejó.

Que veis míseros humanos, que sentís, en que creéis, en que soñáis ¡Hablad de una vez! ¡Mostraos y razonar! ¡Respirar conmigo y lo entenderéis! ¡Mirar lo que yo miro y sentiréis lo que yo siento! No me hagáis llorar más os lo pido, no de esta manera tan injusta, acostaos en este lugar y mirarlos cuando vienen, con esas caras de inexperiencia, de inmadurez, de felicidad porque…la inocencia traspasa fronteras, y conquista los corazones de los más pequeños.

Me encuentro ya en mi lugar, el viento ondea mi pesada capa negra, contemplo dos montañas de arena proveniente de aquel reloj que se cansó de esperar. Camino lentamente pensando que aún hay esperanza, que todo puede cambiar, que algún día la mariposa volará sin miedo y que yo nunca tendré que llorar más. Convertiré mis miedos en sueños de mis protegidos y los viviré como si fuesen míos, combatiré sin piedad hasta que tenga que ceder mi lugar a otro soñador, si ese seré yo, abandonaré mi tormenta interior en el que no para de llover para convertirla en alas que me lleven hacia aquel ser que desapareció y poder convencerle que hay esperanza.

Me encuentro en medio de un campo de trigo, hasta donde alcanza mi vista hay un barranco que da a otro lugar que desconozco, tengo en mi poder una cantidad ilimitada de alas y un poco de arena, enfrente mío me miran infinidad de niños, de pronto echan a correr hacia el barranco, mi misión es darle esos peculiares regalos antes de que lleguen al final del recorrido, si fracaso perderé y no me lo perdonaré, en esto consiste mi trabajo, pagarme aún no me pagan pero yo lo hago con la misma ilusión que un niño…que quiere conocer la vida…esa vida que a mi me quitaron nada más al nacer.
Iván Gregorio Más

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