martes, 13 de septiembre de 2011

Recuerdos

Capítulo 3 Recuerdos 

La recuerdo como si fuera ayer, desde entonces mi sollozo es eterno, estoy marcado por unas lágrimas frágiles como el cristal que amenazan con destrozar mi endeble alma, no miro al mañana porque no tiene ningún sentido, mi disculpa no sirve para que mi corazón pueda respirar en paz .Que tormento, mis ojos vieron ese día el lado más amargo de la vida, y yo ni hice nada, solo pasé por su lado porque era un cobarde. Anciana era ella, su soledad demostraba que su vida había estado marcada por el trabajo, sin esperar un simple agradecimiento, me la imagino intentando dominar su corazón lleno de esperanzas perdidas que algún día condujeron a alguna parte, porque todos tenemos metas, y no es justo que se pierdan y se vayan con la tormenta del destino, alejándose hacia un mar infinito lleno de incertidumbre cubierto por un manto estrellado, que se desvanece en las sombras con las lágrimas derramadas al saber que solo puedes esperar, y que tu felicidad se la llevó el agua hace mucho tiempo. Es triste que solo puedas vivir de un recuerdo que solo te tortura y te martiriza, no puedo sonreír porque hoy me ha venido ese recuerdo, mi rostro ha perdido la felicidad, esa anciana me la ha quitado, se la llevará al mar también con su sonrisa de mujer valiente a pesar de las circunstancias, porque los barrancos aparecen, porque mis amapolas se han vuelto a secar, porque las paredes se han cerrado, porque tengo que vivir en un mar lleno de acantilados, solo es un recuerdo, solo es una mujer, una anciana que me cambió profundamente solo que yo no lo sabía.


En un callejón estrecho se encontraba, su mirada gastada parecía que no tuviera fin, sabía con solo mirarla que el mundo de las sombras la quería, estaba sentada creo recordar en un taburete desgastado por la edad, de un marrón cálido que pretendía ser su hogar, su piel demostraba los años de trabajo, pero lo que más me sorprendería sería que sus labios dibujaban una sonrisa ¿Porqué me quejo de mis miserias? Ella sonreía, ¿Por qué? Sabe que su viaje hacia el mar ya no tiene sentido porque lo ha perdido todo y mira con esa seguridad, y enseña sus desgastados dientes como si la vida no tuviera fin...Mi castigo vendía estampas de la Virgen ¿A cuánto? No importa, porque eso es lo de menos, su valor pretendía llenar el angosto callejón, entre las miradas de unos despreciables mortales se encontraba la mía, sucumbida por la tristeza, pero pasé de largo con mi madre cogido de la mano, yo la miraba mientras se hacía más pequeña, fue cuando perdí mi dignidad, pero yo no lo supe, nunca más la he visto. Si tengo que usar la imaginación está en otro lugar acompañada de ángeles, con una mirada penetrante , con una sonrisa hermosa como ella, acompañada por sus ilusiones que una vez tuvo…que una vez perdió, sus estampas han cobrado vida y mantienen su humilde corazón, y su taburete solo es fruto de su recuerdo porque sabe que una vez tuvo que respirar tristeza, comprende que sus pulmones se contaminaron por la nostalgia, vio caer la hoja que marcaba su destino seca y rota en mil pedazos, y no vio crecer sus amapolas.


Me encuentro en ese lugar, necesito vivir de sus recuerdos, sentir su presencia al lado del portal donde estaba, no había gente solo una extraña luz que se mantenía firme en ese estrecho callejón, no hace falta que diga donde estaba, ella seguía allí , con esa sonrisa, vendiendo estampas de la Virgen, me acerqué y sentí que el calor me consumía, vi su felicidad, comprendí que mi recuerdo debía acabar, porque ella me lo había dicho, mi mano se introdujo en un bolsillo de mi pantalón para acabar con mi tormento, en ese mismo portal, allí donde residía el taburete, en el lugar donde vi la sonrisa más hermosa del mundo dejé una estampa de la Virgen y una nota , me quedé un rato observando aquella luz preciosa y me fui, al día siguiente mis recuerdos ya estaban con ella.


Nunca la voy a poder olvidar, en ese momento alma que ya residía en mi hogar se puso a llorar, entre lágrima y lágrima me preguntó que ponía en la nota, yo le contesté lo siguiente: Estoy seguro que Dios hizo el mundo con el propósito de crearte solo a ti, deseo que tu sonrisa no se desvanezca nunca porque si tienes que sufrir prefiero asumir tu sollozo por no haber cogido ese día la estampa, solo puedo acabar diciéndote que muchas veces nuestras ilusiones mueren porque nos rendimos ,tú eres la excepción...sonríe

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